La gran mayoría de las personas, desea conocerse. Otras, se interesan en conocer a los demás. Entonces, ¿quién conocer primero? Según los neonatólogos ya desde embrión comenzamos a desarrollar las destrezas para recopilar información del entorno mediante los sentidos. El recién nacido comienza a observar y elaborar criterios categóricos sobre lo que le rodea y de aquí a los 3 meses de nacido aproximadamente concretan afirmativamente a reconocer quien es su querida madre y el padre. Personalmente no recuerdo absolutamente nada sobre esos detalles. Estimo que a la medida que uno va adquiriendo información del otro o bien, sobre nuestra madre, uno crece en la adquisición de datos sobre como actuar, inclusive sobre el parpadeo. No se nace parpadeando, se comenzó observándolo primero. Otros creen que vino en el paquete al nacer y lo denominaron como un fenómeno "instintivo". Podría mejor llamarse, inventivo o asociativo, quizas, conveniencia.
Hace ya más de veinticinco siglos, Tales de Mileto afirmaba que la cosa más difícil del mundo es conocerse a uno mismo. Y en el templo de Delfos podía leerse aquella famosa inscripción socrática –"gnosei seauton": conócete a ti mismo–, que recuerda una idea parecida. Conocerse bien a uno mismo representa un primer e importante paso para lograr ser artífice de la propia vida, y quizá por eso se ha planteado como un gran reto para el hombre a lo largo de los siglos.
La observación de uno mismo permite separarse un poco de nuestra subjetividad, para así vernos con un poco de distancia, como hace el pintor de vez en cuando para observar cómo va quedando su obra. Pero la empresa de conocerse es tan variada como confusa. El mero hecho de observarse "uno mismo" no logra mágicamente un cambio de nuestro interesado modo incomodo de actuar. El medio de utilizar palabras (correspondiente a lo que conocemos) son medios descriptivos que van delimitando como actuamos cotidianamente que desde tiempos antiguos comenzaron a llamarle los humores y mas tarde, los temperamentos, de manera que al explorar algunas características podamos describir nuestras fortalezas y las debilidades. Una vez hayamos puntualizado aquellas áreas viciadas de nuestro estilo de actuar y buscamos como canalizar nuestras faltas y debilidades para superarlas con sus contrapartidas, nos encaminamos a mejorarlas y a la vez maximizar los talentos y virtudes de nuestro temperamento primario y el secundario. Veremos como lograrlo en la marcha al descubrir tus temperamentos.
Quien se conoce bien,
puede apoyarse en sus puntos fuertes
para actuar sobre sus puntos débiles,
y así corregirlos y mejorarlos.
Si deseas explorar cual es tu temperamento principal debes tomarte una media hora y examinarlos visitando "Descubre tus temperamentos". Lo peor que puede suceder sería que descubras como actuabas desde el vientre de tu santa madre y si es sanguíneo, pedirle perdón por tu inquietante aburrimiento por permanecer en un mismo lugar y tan estrecho. Hay más detalles sobre los temperamentos en las páginas contiguas a la de la prueba y en tus actitudes.
"Mientras mas conozcamos de uno mismo, mejor será nuestro estilo de vida"
Hace ya más de veinticinco siglos, Tales de Mileto afirmaba que la cosa más difícil del mundo es conocerse a uno mismo. Y en el templo de Delfos podía leerse aquella famosa inscripción socrática –"gnosei seauton": conócete a ti mismo–, que recuerda una idea parecida. Conocerse bien a uno mismo representa un primer e importante paso para lograr ser artífice de la propia vida, y quizá por eso se ha planteado como un gran reto para el hombre a lo largo de los siglos.
La observación de uno mismo permite separarse un poco de nuestra subjetividad, para así vernos con un poco de distancia, como hace el pintor de vez en cuando para observar cómo va quedando su obra. Pero la empresa de conocerse es tan variada como confusa. El mero hecho de observarse "uno mismo" no logra mágicamente un cambio de nuestro interesado modo incomodo de actuar. El medio de utilizar palabras (correspondiente a lo que conocemos) son medios descriptivos que van delimitando como actuamos cotidianamente que desde tiempos antiguos comenzaron a llamarle los humores y mas tarde, los temperamentos, de manera que al explorar algunas características podamos describir nuestras fortalezas y las debilidades. Una vez hayamos puntualizado aquellas áreas viciadas de nuestro estilo de actuar y buscamos como canalizar nuestras faltas y debilidades para superarlas con sus contrapartidas, nos encaminamos a mejorarlas y a la vez maximizar los talentos y virtudes de nuestro temperamento primario y el secundario. Veremos como lograrlo en la marcha al descubrir tus temperamentos.
Quien se conoce bien,
puede apoyarse en sus puntos fuertes
para actuar sobre sus puntos débiles,
y así corregirlos y mejorarlos.
Si deseas explorar cual es tu temperamento principal debes tomarte una media hora y examinarlos visitando "Descubre tus temperamentos". Lo peor que puede suceder sería que descubras como actuabas desde el vientre de tu santa madre y si es sanguíneo, pedirle perdón por tu inquietante aburrimiento por permanecer en un mismo lugar y tan estrecho. Hay más detalles sobre los temperamentos en las páginas contiguas a la de la prueba y en tus actitudes.
"Mientras mas conozcamos de uno mismo, mejor será nuestro estilo de vida"
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